The Middle Ground

The Middle Ground. Margaret Drabble. London: Penguin Books, 1980

«How extraordinary people are, that they get themselves into such situations, where they go on doing what they dislike doing, and have no need or obligation to do, simply because it seems to be expected. (As in marriage, after all?) But expected by whom, of whom? Ah, if I had the answer to that, thinks Kate, I should really know myself. As, once, I thought I did».

[p. 87]

La vida, de bolsillo

La capacidad de impresionarme de Margaret Drabble (Sheffield, Reino Unido, 1939) es algo bien reconocido por este espacio desde que la relación entre hermanas de A Summer Bird-Cage llegara a mis manos. Ingeniosa, actual, fresca y directa, es una autora que acierta como pocas a la hora de «hablarle» al lector. Se dirige a ti, justo a ti que tienes su novela entre las manos y a nadie más. A Margaret Drabble se la lee y Margaret Drabble logra que en ella tú te reconozcas, siempre.

El caso de The Middle Ground es un ejemplo más de otra de sus peculiaridades como escritora: que experimenta y picotea de aquello que, en principio, el lector no asocia a eso que llamamos «su estilo». Drabble ha probado la ficción histórica, la anti-novela, el cuento… y sin embrago yo siempre quiero encontrar en ella esa ficción que, aunque lejana en el tiempo, siento increíblemente cercana en temática, como si tuviera la capacidad de plegar las generaciones y los problemas de cada uno en un pañuelo de papel y compactarlos en un paquetito que llevar en el bolso y del cual poder echar mano en cuanto lo necesitamos.

Kate es una mujer que pasa de los cuarenta y que ha vivido bastante, ha vivido tanto que de forma inesperada, una serie de dudas e inseguridades desconocidas comienzan a preocuparle y ahí deviene esta novela: Kate duda del amor, de la familia, del trabajo… Kate duda incluso de su implicación en ese movimiento feminista con el que ha nacido y al cual debe tanto (o al cual se lo debe todo). Kate se compara con otras mujeres de su entorno, se juzga, juzga a los demás… Es humana y poliédrica y por eso The Middle Ground es como es.

The Middle Ground es, una vez más, tan real como la vida y puede que quizás por eso cueste tanto avanzar en su lectura. Cada página contiene una catarata de momentos vitales de diferentes personajes condensados en párrafos que se atropellan. Puntos y seguidos, puntos y comas, puntos y aparte, pensamientos dispersos, reflexiones. Los diferentes personajes en la vida de Kate son descritos por un narrador que a veces y es la misma Kate y a veces no, que entra y sale de su pensamiento como hicieran los pioneros del stream of consciusness, que se apropia de la primera persona y del estilo directo y hace con ellos una bola de papel que lanza a la cara del lector.

Acierta y le da, claro.

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