Despojos. Rachel Cusk. Trad. Catalina Martínez Muñoz. Barcelona: Libros del Asteroide, 2020
Estado de alarma
El pánico contagioso que sucede a los acontecimientos sin precedentes, el miedo a lo desconocido, ese abismo que pueda desplegarse ante nosotros de repente, en un momento determinado ya no es igual que antes. En los últimos meses el mundo ha desarrollado una nueva capacidad de reacción y ha redefinido el «terror». Ha sucedido algo que ha dado la vuelta a creencias, certezas, expectativas y seguridades de todo tipo y ahora hay que seguir avanzando, se nos dice: hay que continuar con la performance de la vida, nos lleve a donde nos lleve.
En 2012, Rachel Cusk (Toronto, Canadá, 1967) publicó las memorias de su separación en un ensayo titulado Aftermath: On Marriage and Separation. Con la excusa del final de su relación de pareja y la ruptura consecuente de su estructura familiar, la autora compuso un relato de los días, las semanas y los meses siguientes a la partida de su esposo del hogar que éste compartía con ella y las dos hijas de ambos, el mismo día en que a ella le habían extirpado una muela.
Textos previos como éste y éste demuestran que Cusk es una escritora hábil y certera con el uso de la metáfora: las pérdidas sentimentales se materializan en huecos físicos provocados por la cirugía, los bizcochos son demostraciones de feminidad, las casas vacías, los trenes en movimiento y por supuestos los rastrojos aprovechables con lo que se regenera la tierra, los despojos.
Despojos es un relato que reflexiona acerca del momento en que volvemos la mirada hacia nosotras mismas durante la emergencia y la alarma. La autora habla de la educación heredada y de la mala gestión de quienes inculcan los principios feministas cuando ellos mismos no tienen convicciones a la par. Es demoledor y es tajante; que nadie se extrañe y si al final de cada párrafo debe cerrar el libro para pensar, imaginarse o recordar algo, si le duele o si le revienta desde dentro con fuertes ganas de llorar. Es un texto sobre la falta de preparación ante eso que llega para ponernos patas arriba y, creo, lo mejor que tiene es que llegado un punto de la lectura, efectivamente, se da la vuelta y obliga a que reconozcamos que, por mucho que se nos tuerzan las cosas, siempre hay otras personas que pueden sufrirlas más o, desde luego, de otra forma.
Deja una respuesta