Una canta, la otra no (L’une chante, l’autre pas). Agnès Varda, 1977
Teorías
Ayer mi amiga P. me preguntó que qué opinión tenía de Teoría King Kong, que ella lo había vuelto a leer hacía poco y quería hablar sobre él con alguien, yo, por ejemplo. Como lo que pensé de ese texto ya lo dije en su momento por aquí en esta entrada no voy a repetirme, pero sí lo traigo a colación porque en la conversación, después de responder a su pregunta, le recomendé esta película de la adorable Agnès.
A medio camino entre el musical de ficción y el documental, Una canta, la otra no se acerca al impulso feminista del «no cabreo» con una historia de dos mujeres que se descubren se separan y se vuelven a juntar a través de los años, las transformaciones físicas y las emociones.
El embarazo y, sobre todo, el aborto, en el punto de mira de las dos durante toda la historia y también la maternidad, el amor y el matrimonio, la independencia económica, la familia… En Una canta, la otra no hay una mujer que le canta a la vida como sólo los hippies de los años sesenta y setenta podían hacerlo, con dudas, con bondad, con libertad, con mucho colorín y con no poca cantidad de sustancia estupefaciente en sangre.
La otra no.
La otra ni canta ni tiene posibilidad de elección, ni dinero, ni apoyo: la otra lucha y avanza cuando la desgracia le cruza la cara y luego es cuando el resto de la vida le pasa por delante para ofrecerle cosas.
Un pedazo de cine que gustará mucho a quienes disfrutaron de la exposición ofrecida por el Museo Reina Sofía, Musas Insumisas, que, como todas las películas de Agnès Varda, deja un agradable sabor de boca nada más terminar y ayuda a sentirse un poco más abierta al mundo y a las ideas de los otros, sin traumas y sin rabia vengativa, de esa que unas tienen y otras no.