Sí, lo hice

Sí, lo hice. Victoria Bermejo. Logroño: Pepitas de calabaza, 2023

Brava

«Contará que cuando uno describe a otro se va describiendo también a sí mismo. Por comparación, por empatía. Y ese análisis y autoanálisis hacen que al acabar una novela uno ya no sea el mismo. Porque de algún modo ha estado embarazado y ha parido. y en vez de su cuerpo, es su mente la que ha sufrido una transformación. Ha estado poseída por diversas almas y algunas se han quedado dentro».

[pp. 116-117]

Me vine a Madrid a estudiar literatura comparada en 2002, desde entonces ciertas personas de mi entorno decidieron colgarme el sambenito de «la comparadora» para referirse a mí; yo era alguien que ha estudiado una carrera que nadie sabe muy bien en qué consiste pero que debe de estar relacionada con el análisis de textos y la comparación entre ellos. Además, me he pasado la vida empeñada en observar a los demás y establecer absurdas unidades de medida entre ellos y yo para ubicarme en el mundo, criticarme y compararme.

Yo, señores y señoras, comparo.

Así que cojo este ejemplar de la siempre refrescante y sorprendente editorial Pepitas de calabaza (ay, Logroño, cómo me gustas) y empiezo a leer lo que Victoria Bermejo tiene que contar respecto a los complejos de escritores frustrados y las obsesiones por compararse con personas idealizadas, en el fondo, desconocidas y no puedo parar hasta que lo termino.

Me gusta mucho.

Sí, lo hice narra a golpe de sinceridad deslenguada las fantasías de una escritora que no publica y sus anhelos delirantes por usurpar la identidad de su admirada vecina, una escritora de éxito que resulta que además, es una persona normal y corriente, con una vida que es normal y que es corriente también.

Victoria Bermejo, a través de su protagonista, manda al cuerno los talleres literarios, las campañas promocionales y el concepto del escritor como «intocable artista» al que rendir culto y no puede hacerme más gracia.

Lean Sí, lo hice y bajen de sus altares a los señores y las señoras que escriben, porque no hacen más un trabajo que es normal y que es corriente aunque ellos y ellas quizás no lo sean, supongo que todo depende de con quién se los compare.

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