Teoría King Kong. Virgine Despentes. Trad. Paul B. Preciado. Barcelona, Penguin Random House, 2018
La haine
Virgine Despentes (Nancy, Francia, 1969) está cabreada. No es para menos. El discurso contenido en su Teoría King Kong arremete contra la hipocresía, el cinismo, la indiferencia y la ignorancia y lo hace a mordiscos, porque no le importa que quien la lea vaya a estar de acuerdo o no con ella. Ella tiene una experiencia y está convencida de cómo debe comportarse en consecuencia.
Porque al parecer, cuando te han violado el trauma que se aloja en tu estado de ánimo por el resto de tu vida no es lo desagradable de la experiencia de haber sido «forzada», sino el miedo, el pánico atroz a sentir que en ese momento determinado ibas a morir. Eso dice Virgine y es imposible no sentir la empatía recorriendo los poros de mi piel de hembra cuando la leo.
A todas nos pasa.
Teoría King Kong expresa las razones de una mujer enojada contra el mundo masculino y concede un valor y un poder nada convencional a elementos como el sexo y todo lo que tenga que ver con el negocio en el cual deriva (prostitución, pornografía…). Que las mujeres pueden y deben hacer uso del sexo para enriquecerse, obtener éxito y en definitiva, ganar (que no igualar) al hombre.
Ideas así.
Virgine Despentes nos agarra del cuello y nos obliga a mirar hacia esa doble moral que hemos construido (que ellos han creado) que se escandaliza ante el sexo pero que lo consume casi sin control, que se indigna ante la degradación que para la mujer supone ejercer como prostituta o como actriz porno, porque en realidad, envidia ese poder, el de lo femenino y sexualmente deseable.
El odio.
Está bien conocerlo.
Además: un acercamiento de King Kong (Peter Jackson, 2005) como metáfora de una sexualidad anterior a la distinción entre los géneros que bien merece (¡cómo no!) quedarse como título del libro.