Tienes que mirar. Anna Starobinets. Trad. Victoria Lefterova y Enrique Maldonado. Madrid: Impedimenta, 2021
El parque
En Alemania muchos cementerios del centro de las ciudades se utilizan como parques. Niños y niñas corretean entre lápidas, meriendan sus barritas de cereales o juegan a la pelota en ellos. Los padres y las madres, pasean sus cochecitos, se sientan en los bancos y disfrutan del codiciado sol alemán cada día en multitud de cementerios similares.
Aquí esa práctica nos resulta extraña, nos sorprende. Aquí no tenemos ese concepto hacia los cementerios que, para empezar, no se encuentran tampoco en el centro de las ciudades (ni son tan bonitos) como los alemanes. Normalizar esa costumbre nos llevaría demasiado tiempo y por eso, siempre habrá españoles «migrantes» en ciudades como Berlín que alucinen con la cuestión.
Este libro habla de la normalización y la visibilidad que le negaron a su protagonista en su país y de la ayuda negada que tuvo que ir a buscar, precisamente a Alemania: trata del mal trato que le dieron los servicios médicos rusos al diagnosticarle malformaciones en el feto, a las catorce semanas de embarazo y termina, también, en un cementerio alemán.
Para Anna Starobinets (Moscú, 1978) autora de este libro, enfrentarse a la creación de esta obra fue un ejercicio necesario para documentar un suceso traumático cuya narración consideró que podría ser de utilidad a otras personas que hubieran pasado por algo semejante. Desde la primera página, la escritora de novelas de ciencia-ficción que es Starobinets compara el esforzado ejercicio al que se entrega en la escritura de Tienes que mirar con el de creación de un texto de terror, una pesadilla ficticia y es que todo lo que en él narra es cierto y es terrorífico.
Tienes que mirar es un documento crudo y objetivo, sin melancolía, un registro del proceso atroz al que una mujer hubo de enfrentarse para interrumpir su embarazo y seguir adelante. No es simplemente una historia sobre el duelo, ni acerca de la superación de una experiencia traumática aunque también: es la explicación y el testimonio del daño que hacen la falta de empatía y la indiferencia.
Un paseo por el parque.