Una mujer inoportuna. Dominick Dunne. Trad. Pablo Mediavilla Costa. Barcelona, Libros del Asteroide: 2019
Phalaenopsis
Voy a sonar como la típica escritora rancia y sin recursos pero es que mi abuela solía decir que las orquídeas son plantas que crecen «a costa» de otras, que encaramadas a los troncos de los árboles y cobijadas bajo sus ramas son capaces de convertirse en las más hermosas manifestaciones naturales de la selva, absorbiendo la humedad y los rayos de sol estrictamente necesarios entre sombra y sombra del follaje al cual se adosan. Yo seré rancia, pero todo eso es cierto y a ella esas flores se le daban de maravilla.
En la ciudad de Los Angeles y hacia 1990, año en que se publicó originalmente esta novela, debía de haber orquídeas por todas partes; no porque el clima de la ciudad fuera especialmente próspero para el asunto, que también, sino porque había quien sabía cómo sorber los recursos de los otros y sacar el mejor beneficio de ellos. Creo que de eso va esta novela.
Todos los personajes de Una mujer inoportuna se definen, en principio, por su estatus económico; a partir de ahí se desenrolla una larga alfombra con cada uno según su orientación sexual, profesión, relaciones sentimentales, estilo en el vestir y varios metros más de etcétera. Una delicia.
Dominick Dunne (Connecticut, 1925 – Nueva York, 2009), cuñado de Joan Didion y desafortunado padre de Dominique Dunne, la niña que interpretaba a la hermana mayor en Poltergeist y que murió estrangulada por su ex novio, nada que tuviese que ver con la polémica y el amarillismo le era ajeno. Periodista encargado de cubrir varios de los juicios más escabrosos de su época en los Estados Unidos, Dunne, vuelca parte de su rabia y su buen hacer como cronista en Una mujer inoportuna y da gusto leerlo: todo en la novela está muy bien anudado y tapizado; las tramas se rematan, los misterios se enlazan unos con otros en un batiburrillo entretenidísimo y sus protagonistas son auténticas perlas o, quizás sea mejor decir «diamantes amarillos».
Víctimas adorables, verdugos odiosos, tiranos, criados, esclavos, prostitutas y prostitutos, críticos culturales amargados (que no falten), herederos y aspirantes a lo que sea. Todos son magníficos, como la colección de arte de los Mendelson en torno a la cual gira el argumento central del libro. Como Las rosas blancas de Van Gogh que tan importante papel juegan en la historia.

En esa hoguera de vanidades excesiva y rocambolesca cada uno se aprovecha de quien le conviene y, mientras unos merman y prosperan, otros se enredan en el tronco equivocado y acaban desapareciendo.
Flo March es la atormentada amante que graba las notas de audio cuya transcripción se intercala entre los capítulos del libro.
Pauline Mendelson es la multimillonaria esposa y coleccionista de arte, experta en el cultivo de la orquídea phalaenopsis.
Todo lo demás es amarillo.
Espero que la novela esté a la altura de tu sinopsis.
De no ser así, te nombro culpable de una pequeña tragedia
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Gracias por el comentario jajajjajs. Espero estar a la altura. Es muy entretenida.
Saludos,
María
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