Verano 1993

Estiu 1993 (Verano 1993). Carla Simón, 2017

Lecciones

En 1993, mis once años no me dejaban ver lo que pasaba más allá de los carteles que colgaban de las paredes del centro de salud al que acudía con mi madre durante mis habituales faringitis: «Si-Da / No-Da». Eran dibujines y explicaban algo, pero yo aún no lo comprendía porque no me tocaba comprenderlo.

En mi verano de 1993, una mudanza y un cambio de ciudad, de colegio, de amigos y de lengua en la que se me explicarían la mitad de las asignaturas me impidieron entender lo que sucedía en otros lugares, en los pueblos quizás, en las casas autosuficientes y rodeadas de cultivos. Algo pasaba allí pero yo lo ignoraba. Nunca viví en el campo ni me educaron entre gallinas, alimentada con una dieta ecológica. Pese a todo, mis padres lo hicieron muy bien, mucho mejor de lo que yo podría haberlo hecho en su lugar y no puedo estar más agradecida.

Lo que sucedió en el verano de 1993 de la directora Carla Simón, se cuenta en esta película. Verano 1993 sigue a la niña Frida en una etapa complicada que ella misma no comprende, pero que los adultos a su lado tampoco saben manejar. Es ese choque brutal de la pequeña con las trágicas circunstancias que la envuelven lo que destaca en la historia, lo que merece la pena porque está muy bien contado pese a las dificultades que arrastra; es además un tema que se trata poco en pocos sitios.

Sin embargo, envolviendo ese conflicto tan sincero y tan necesario de contar, hay capas de lecciones que a mí porque soy así de susceptible, francamente me sobran.

No veo una atmósfera de hace veinte años, sino una idílica atmósfera actual: siento a una familia demasiado moderna, demasiado tolerante y demasiado progresista para ser de 1993; unos padres muy alternativos en la forma de educar a sus hijos, demasiado incluso tratándose de esa y no otra situación.

No me los creo y estoy lejos de idealizarlos. Me cargan.

Afortunadamente, la película no va de eso, sino de cómo vive Frida eso y todo lo demás. Es el cambio desde sus ojos, la comprensión de las cosas cuando se pide a un adulto que las explique y la llegada terrible, dura e inevitable del dolor (casi) adulto.

 

 

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