Biutuful; Alejandro González Iñárritu; 2010.
Hermoso
«Biutiful» no es «bonito», está mal. Significa algo muy hermoso, pero cuando lo vemos, sabemos que está mal y que es feo. Nos llama la atención.
Adentrarse en el esperadísimo último trabajo de Alejandro González Iñárritu es una forma de asumir con los ojos, lo que a veces con los oídos no nos llega a sorprender, porque suena igual pero quizás llame menos la atención: que se hable de la problemática de la inmigración no sorprende a nadie, que se nos ponga delante de la cara cuando vamos a ver una película es más difícil que pase desapercibido.
Habla Biutiful de las cosas buenas de la vida, de la importancia que tiene ser consciente segundo a segundo de que estar vivo es algo hermoso, pero el recurso es tirar del hilo de las desgracias para contarlo: Uxbal, ese personaje protagonista que se ha tragado a Javier Bardem, para vomitarlo fotograma a fotograma durante la película, se amarra a un ovillo de infortunios, que parece que no acaba nunca por mucho que él vaya soltando cuerda.
La vida antes que la muerte y desde el mundo de los vivos, tan bonito, tan extraño.
Hasta ahora, se apoyaba Iñárritu en el guión de Guillermo Arriaga, en la misma historia que éste escribió para él en tres películas consecutivas (la denominada «trilogía de la muerte»: Amores perros, 21 Gramos y Babel) ahora, le toca el turno a otro tipo de narración. Armando Bo y Nicolás Giacobone se suman a Iñárritu para pulir y dar forma a un texto que pese a las opiniones enfrentadas que está despertando en todo el mundo desde el momento de su estreno, es para algunos (entre los que me incluyo) un ejemplo digno de ovación, y no de un simple aplauso.
Sin embargo, sucede a veces que cuando se compara lo que es bueno con algo que es mejor, parece que se quiera ajustar una balanza inexistente, con el crítico equilibrio de aquel que decide medir con ella. No suele ser justo, pero no hablamos aquí de justicias, más bien de todo lo contrario.
Por eso esta película, a veces, me hace pensar en otras y entonces me acuerdo del cine que tanto me había gustado años atrás, de los retratos del lado amargo de la sociedad a través de aquellas fantasías poéticas que eran las películas de Fernando León de Aranoa. Son comparables éste y el otro estilo (del mismo modo que algunos momentos del film, advierten un análisis conjunto con el realismo mágico de la literatura sudamericana o el surrealismo del cine de Buñuel) coinciden los mundos de los que hablaba Fernando León, con la Barcelona de la que habla Biutiful, siendo ambos simbólicamente bellos y hablando los dos de la muerte justo antes de la vida, de los que viven y luego mueren.
Biutiful es una emoción prendida a otra y luego a otra, magníficamente interpretada por sus actores desde que comienza, hasta que suena la última nota de la partitura de Gustavo Santaolalla.
Contar lo más feo del mundo para hablar de lo más bonito, que ya sabemos lo mal que está.
Qué ganas tenía de ver esta película y cuántas más tengo ahora después de leer tu reseña!
Sabía que lo que me provocaba el título, ese 'Biutiful' era exactamente esa contradicción, ese bonito pero feo, que como bien dices nos llega más a través de la vista que de los oídos; pero creo que hasta que no lo he leído aquí no lo había materializado.
Gracias de cualquier modo por todos tus artículos, que, te leo siempre, oyes 🙂
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«Zanquiu veri mach» por el comentario, Andrea ^_^
Realmente intensa la película y todo lo que implica sensorialmente.
No la dejes escapar de la cartelera.
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Hola, muchas gracias por tu comentario en mi blog, no conocía el tuyo ni sabía que leías el mio. Sobre la película, ya sabes que no lo vemos igual, pero me gusta encontrar opiniones diferentes y contrapuestas, siempre animan el debatuelo y todos salimos ganando. Biutiful… pues la verdad es que no acabo de entender cómo puede gustar la emoción que se crea a base de patadas en el estómago al espectador. No terminé de verla, y hacía mucho tiempo que no me salía del cine antes de finalizar la película. A este ingrediente se le añade un muy buen trabajo de Bardem, que es quien sostiene el asunto, porque poca trama más hay para contar. A mi modo de ver queda a años luz de Buñuel y sus «olvidados», hasta de «Mar adentro», película que, por otra parte, siempre me pareció sobrevalorada.
Encantada de haber encontrado tu espacio, ya tienes una lectora más.
Un saludo.
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