Blonde. Joyce Carol Oates. Trad. María Eugenia Ciocchini. Barcelona: Debolsillo, 2022
Sinécdoque
⏤Aunque se base en una verdad, lo que la gente dice siempre acaba convirtiéndose en una mentira.
Joyce Carol Oates. Blonde, 2009
Blonde, la novela, no es una reivindicación de la integridad mental de Norma Jean Baker y tampoco un retrato de la actriz como la defensora ⏤que tal vez fue⏤ de sus derechos, frente a la jauría de machos que la explotaron durante toda su carrera. La película que la adapta, tampoco.
De forma extraordinaria, absorbente y magníficamente bien resuelta, la escritora Joyce Carol Oates nos lleva a los lectores hacia un limbo entre la realidad y la fantasía y allí nos fuerza a perder el control. Blonde, la novela, no retrata a Marilyn Monroe sino que aporta retazos de reflejos borrosos que todos conocemos de ella, imágenes que llevamos en la cabeza, leyendas y cotilleos, falsas noticias en prensa y testimonios tergiversados de quienes estuvieron allí con ella y también de ella misma.
La autora se refiere a su trabajo en el mismo prólogo del libro como «sinécdoque»: esa «rubia» que titula su novela es la que define a la leyenda de Marilyn Monroe, la herramienta de trabajo y disfraz con el cual Norma Jean se hizo famosa. Esa corteza de la figura de la mujer más sexy y hermosa de Hollywood interviene, en Blonde, como un botón que se activa y se desactiva, a veces a su voluntad y otras a la de los que la rodean. Norma Jean busca a Marilyn, a «la niña mágica» en el espejo, se envuelve en ella y la utiliza para salir al ruedo y trabajar, dejarse devorar, consumir y ganar dinero; lo que llega al lector es un tornado de ideas, secuencias, dialogos y recreaciones tan desmesuradamente equívoco que es perfecto para lo que se propone.
Blonde confunde puntos de vista narrativos y utiliza esa confusión como recurso inmersivo para el lector. Leemos y somos esa mujer a caballo entre el icono y la vida real, esa desgraciada que leía los diarios de Nijinski y El origen de las especies tomando notas, que buscaba a su padre y perseguía el amor de su madre, que trataba de agradar para sobrevivir y que se destruyó trágica y misteriosamente, de puro éxito.
La novela no es otra cosa y es perfecta.
La película que la adapta, también.
No he leído la novela pero sí he visto la película, que me tuvo atrapada entre la fascinación y el estupor durante las tres sesiones que me llevó el visionado. En ningún momento la entendí como un reportaje o una aproximación a la biografía de la estrella sino, más bien, como una ficción que trata de profundizar en la parte más oscura de la sombra que hay detrás de cualquier destello visible. Mostrar lo que no se ve, lo que tal vez ni si quiera exista más que como pensamiento, espejismo u obsesión. De quien quiera que sea. Me está costando digerirla, al principio lo que más me descolocaba es no entender el por qué, por qué alguien había sentido la necesidad de contar esa historia. Y por qué así, de ese modo tan crudo. Voy conformándome algunas ideas al respecto, lo que definitivamente no entiendo es la polémica que se ha montado alrededor de la película. Podría decir muchas cosas al respecto, porque he leído infinidad de opiniones y tesis. Prestando la misma atención a las de ambos signos (curiosidad semiótica). Prefiero declararme al margen del asunto y lejos, muy lejos, de cualquiera de los bandos. Creo que el arte no debería convocarnos para recrear polaridades. Gracias por tu reseña del libro (me has dado ganas de leerlo) y tu valoración de la película, compartimos sensaciones.
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Sin duda es un texto extraño e hipnótico que creo que consigue exactamente lo que se propone hacia su lector. Es extenso pero se devora.
Muchas gracias por pasarte por aquí ¡un saludo!
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No he leído el libro, pero sí he visto la película. Me gusta el análisis que haces del libro y me llena de curiosidad. Me cuesta empatizar con este tipo de historias, y no es que sea un insensible ni mucho menos, pero es que realmente no veo mucha diferencia entre Marilyn y cualquier amiga mía que esté pasando por momentos muy jodidos en su vida y siga poniendo buena cara en la oficina. El otro día vi la película de Elvis dirigida por Baz Luhrmann y por momentos sentí que yo también había pasado por ahí. Afortunadamente mi amiga sigue viva y yo estoy aquí escribiendo, pero vengo a decir que todos transitamos por caminos oscuros a lo largo de nuestra existencia.
Sin embargo, cuando nos referimos a celebridades de todo tipo, caemos en el tópico de envolver de misticismo sus miedos, frustraciones, anhelos y duelos psicológicos, como si el resto de los mortales estuviéramos exentos de ellos o como si su intensidad vibrara con otra frecuencia.
Aunque debo reconocer que, a diferencia de otras películas, en esta no hay fábula ni moraleja, es bastante honesta con el espectador y quizá esa sea la esencia que emana del libro, no lo sé.
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Aunque entiendo a lo que te refieres, mucho me temo que Marilyn no es el caso de tu amiga ni de ninguna mujer que conozcamos: sin esa mitificación no habría libro, ni película ni, por supuesto, tampoco hubiera existido su personaje. La vida de esta mujer fue una tragedia, castigada por injusticias de diversa índole. El libro se adentra en algunas de forma muy original y a mí, al menos, me ha gustado mucho.
Muchas gracias por tu comentario y saludos.
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