Un verdor terrible

Un verdor terrible. Benjamín Labatut. Barcelona: Anagrama, 2020

Pepitas de manzana

«Su método para extraer nitrógeno del aire había alterado de tal forma el equilibrio natural del planeta que él temía que el futuro de este mundo no pertenecería al ser humano sino a las plantas, ya que bastaría que la población mundial disminuyera a un nivel premoderno durante tan solo un par de décadas para que ellas fueran libres de crecer sin freno, aprovechando el exceso de nutrientes que la humanidad les había legado para esparcirse sobre la faz de a tierra hasta cubrirla por completo, ahogando todas las formas de vida bajo un verdor terrible».

Mi padre advierte: conviene prestar atención cuando se comen manzanas porque las pepitas contienen cianuro. A una aseveración así de consistente hay que hacerle caso, poca broma que el cianuro mata y no estamos para tonterías.

Me entero leyendo Un verdor terrible de que haría falta una taza llena de esas pepitas para acabar con un ser humano pero ¿y los años que, desde niña, he temido haber tragado sin querer una de esas malditas bastardas como postre?

Lo que comienza con las uñas teñidas de color rojo de uno de los ajusticiados en Núremberg tras la Segunda Guerra Mundial se convierte de pronto en una descripción perfecta de la sustancia química y animal de la que procede el color azul de Prusia y los detalles más precisos de la muerte por asfixia con bombas de gas. Un verdor terrible es un arabesco de anécdotas entrelazadas con nombres de científicos, algunos aspectos de sus vidas y la alabanza arrodillada ante sus logros.

Terribles son las circunstancias y las paradojas que envuelven la salida a la luz de los descubrimientos de todos ellos si una se atiene a las descripciones vertidas en este libro pero el resultado es pura délicatesse: añádanse unas gotas de exageración y un chorrito de ficción a la realidad referida (sí, el mismo que salvó a parte de la humanidad de una hambruna devastadora al conseguir extraer nitrógeno del aire para la fabricación de fertilizantes dio también con la fórmula del gas empleado para aniquilar judíos durante la Segunda Guerra Mundial) agítese bien y sírvase en copa de balón.

Benjamín Labatut (Rotterdam, Países Bajos, 1980) narra cada uno de los capítulos de este libro y a su vez, cada fragmento dentro de ellos, como una sucesión de hechos aislados pero íntimamente ligados por el capricho de la ciencia, como si el lector pudiera ver a lo lejos en el horizonte de sus páginas una marabunta de frases agolpadas que avanzan hacia sí para acabar devorándolo con su contundencia.

Y cuidado con las manzanas.

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