The Awakening. Kate Chopin. An Authoritative text, biography, contexts and criticism. Edited by Margo Culley: University of Massachusetts at Amherst. New York: Norton, 1994.
El rumor del oleaje
[Aviso: SPOILERS sin piedad]
Si tras la lectura de El despertar no se siente el irrefrenable deseo de saber más sobre los criollos de finales del XIX, la vida de sus mujeres y sus costumbres aburguesadas es que no se le ha prestado la suficiente atención.
Encuentro esta lustrosa edición por tres pounds en una librería de Cambridge y me la traigo a mi casa ¿qué otra cosa puedo hacer? La abro por el final (sólo me permito semejante acto de perversidad con los ensayos, a veces) y aparece este parrafazo de Elaine Showalter datado en 1991:
While Little Women has remained a female myth, The Awakening has also become part of the texture of a masculine and mainstream art. That process must be troubling to some feminists, for when American women’s writing passes into the mainstream, it ceases to be solitary, «American» or «feminine». But such rereadings, rewriting and reinhabiting of women’s texts are the only way that The Awakening, like other lost masterpieces by American women, is finally restored to us and takes its rightful place in our literary heritage.
Así que aquí me encuentro: admirada ante mi hallazgo. Esta edición completa la lectura del texto, la enriquece con fragmentos de textos de la época sobre pautas de conducta para esposas, sugerencias y recomendaciones para vestirse en cada ocasión (en especial para ir a la playa porque nada importa más que la calidad y resistencia de un buen tejido en pantalones, medias y vestidos con los que meterse en el agua. Repito: pantalones, medias y vestidos). Hay ensayos y opiniones que abundan en su significado, interpretaciones simbólicas y demás zarandajas pero, sobre todo, pone en contexto la novela de Chopin y eso es muy necesario.
Los apuntes biográficos iluminarán al lector obcecado en identificar a la pobre Edna Pontellier (personaje) con Kate Chopin (escritora) señoras que coinciden y se distancian con la misma frecuencia: Kate nació en St. Louis, Missouri y vivió a caballo entre esta ciudad y New Orleans; se casó, tuvo seis hijos, enviudó, vio morir a los únicos miembros de su familia que podían sustentarla y comenzó a escribir como una desgraciada para sobrevivir. Sus cuentos tuvieron éxito y se lanzó a la publicación de The Awakening pero se la comieron con críticas demoledoras: aquella gente no estaba preparada para conocer a Edna.
La señora Pontellier, por su parte, es una protestante de Kentucky que va a pasar las vacaciones junto a su esposo y sus dos hijos en el Golfo de Méjico; se va a rodear de criollos, gente católica y también exótica, sensual y amable descendiente de colonos franceses y españoles y con ellos va a aprender de qué va la vida. Ellos la van a despertar.
Kate Chopin murió cinco años después de haber publicado esta novela y Edna Pontellier se ahoga al final de la historia, en opinión de Nancy Walker (1979) porque nada le atrae lo suficiente en la orilla como para evitar dejarse arrastrar mar adentro hasta morir.
Hay comentarios que echan por tierra la interpretación feminista de la novela al suponer que aquello a lo que despierta la protagonista es a su naturaleza sensual y no a su realización personal como individua; otros que más allá de Flaubert o Tolstói la comparan con poemas de Whitman o estudios acerca de la timidez de Gregorio Marañón y luego están las críticas contemporáneas a la publicación. No tienen desperdicio.
Destacan por encima del resto los análisis de la sociedad sureña norteamericana y su relación con la sociedad criolla; el hecho de que hasta que estalló la guerra de Secesión (1861-1865) las señoras esposas vivían en paz dando ejemplo por su «pure and soft type of refined and cultured womanhood» que claro, una vez abolida la esclavitud se fue al traste porque estas mismas señoras tuvieron que comenzar a hacerse cargo de todo tipo de tareas y trabajos para los que no estaban preparadas. Es entonces cuando, al contrario que sus señores esposos se hacen fuertes, se crecen ante la adversidad y demuestran una abnegación ejemplar hacia sus cometidos domésticos.
La edición incluye dos cartas a Kate Chopin, una de una tal Lady Janet Scammon Young cuya existencia jamás pudo probarse y que se sospecha que fuera creación de amigos solidarios que trataban con ella de levantar el ánimo a Chopin. En ella se pide a la autora que rectifique ciertos pasajes de su libro por «inconvenientes», porque toda mujer debe saber diferenciar (y si no es capaz ella sola, su marido debería encargarse de explicárselo) que no es lo mismo sentirse atractiva ante un desconocido que le mira el escote que pensar que ese desconocido merece que lo abandone todo y huya con él en busca del amor verdadero. La otra carta es de un crítico que subraya esta iniciativa y le ofrece su apoyo editorial, en caso de que Kate lo necesite.
Lo mejor, por supuesto, es la respuesta: