La historia universal. Ali Smith. Trad. Magdalena Palmer. Madrid: Nórdica, 2019
Fuera de campo
Si hacemos caso a los consejos y observaciones de Jeffrey Eugenides, para poder escribir una novela es importante haber practicado mucho con «varias frases seguidas hasta que tengan sentido y formen un relato», luego habrá que escribir muchos relatos con sentido antes de lanzarse a la creación de una novela. Supongamos eso: pues bien, todo lo que hace Ali Smith se quedará fuera.
Sus relatos no es que no tengan sentido, es que van más allá de él: agarran el sentido por el cuello, lo estrujan y lo lanzan lejos, como lo haría un bateador de baseball, hasta que esas historias se salen de los márgenes de lo conocido y se pierden.
La historia universal salta de un punto de vista a otro sin que el lector descubra quién habla, de un contexto en una historia a otro sin que al leerla nos dé tiempo a reconocer lo que sucedía, cuál era el motivo, hacia dónde nos llevaba. Relatos ligados y distanciados por las estaciones del año que desconciertan y fascinan, que hacer reír y obligan a regresar a los párrafos ya leídos para encajar y cerrar, poner el final, centrar el foco.
Como si lo que hubiera sucedido justo antes de lo que en cada cuento se nos cuenta, o inmediatamente después de que ese cuento terminase fuese, en esencia, lo importante.
Una nueva lección aprendida.
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