Ventiladores Clyde

Ventiladores Clyde. Una novela en imágenes de Seth. Trad. Esther Cruz Santaella. Madrid: Salamandra Graphic, 2021

Las misiones pedagógicas

El sábado pasado fui al teatro a ver la obra de Juan Diego Botto que dirige Sergio Peris-Mencheta con textos del propio Botto adaptando a Lorca. Qué maravilla. No quería dedicarle una entrada porque opino que es preferible no desvelar absolutamente nada de su contenido pero es que acabo de terminar este clásico de la novela gráfica y el recuerdo me viene que ni pintado.

De hecho: el recuerdo, en este caso, viene pintado.

Dos cosas: Juan Diego Botto y sus raudales de talento derramados por el patio de butacas del teatro Español consiguen que todos, cualquiera de los asistentes a la representación de Una noche sin luna comprendamos perfectamente lo que Lorca fue, lo que hizo y hasta dónde ha llegado con su obra. Pura educación y pedagogía para todos y todas, teatro inmersivo (si es que existe este anglicismo, me disculpen) para entender la (nuestra) historia.

La otra cosa: la memoria es lo más importante que tenemos, sin ella no podemos ser nosotros mismos hoy y por eso es tan importante recordar lo que hemos sido antes. De eso hablan tanto los textos de Una noche sin luna como Ventiladores Clyde, de los recuerdos.

Narrada en bloques que escogen la perspectiva de sus dos hermanos protagonistas en diferentes etapas de su vida, Ventiladores Clyde arranca la empatía del lector con «el bueno» pero también con «el malo» de la historia, que no queda muy claro cuál es cuál. Una empresa familiar hundida y los tormentos personales de sus herederos: no sólo importa quién cuenta la historia sino en qué punto de su vida está porque sus experiencias influyen inevitablemente en cómo ve las cosas y cómo reacciona a ellas.

Ventiladores Clyde toca además, de una manera sensible y bien documentada, el oficio del vendedor y el representante comercial, las técnicas de venta, persuasión y fidelización de un cliente y lo que implica un negocio familiar para una familia que crece y decae en torno a él.

Aunque no hay cunetas, sí que hay en esta novela gráfica aguas oscuras, espesas e inquietantes en donde se pierde lo que nadie se ha molestado en recordar.

De todo se aprende pero de algunos asuntos se aprende más que de otros.

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