Miradas afines. Velázquez, Rembrandt, Vermeer. Museo Nacional del Prado, Madrid. 25/06/2019 – 29/09/2019
La comunidad
En junio de 2014 hice la defensa de mi tesis doctoral ante un tribunal caníbal y hambriento; no es mi intención aburrir a nadie con la descripción pormenorizada de aquella jornada de sudores fríos e incidencias técnicas pero ayer viendo esta expo me he acordado. Así soy.
Lejos de buscar conexiones transversales entre disciplinas alejadas como hiciera yo entonces para solaz y esparcimiento crítico de mis examinadores, la muestra que trae al Museo del Prado la Fundación Axa, comisariada por el experto en pintura flamenca Alejandro Vergara y con la participación del Rijksmuseum de Ámsterdam o la National Gallery de Londres entre otros combina pintura con pintura, artistas del XVI y el XVII con coetáneos y unas naciones con otras sin salirse del marco europeo y ahí está la curiosidad: en que son afines.
Dividida en cinco bloques, la muestra aborda las interferencias entre cuadros de Velázquez, Rembrandt, Vermeer y tantos otros: creadores de un período marcado por el detalle borroso, el cuidado por la expresión y el estado de ánimo, la búsqueda de una iluminación misteriosa y la captura del momento interrumpido. Artistas que jamás llegaron a conocerse entre sí y cuyas creaciones jamás se intercambiaron, sin embargo, persiguen motivos semejantes y se sirven de unas técnicas parecidas: algo definía a estos pintores pertenecientes al mismo marco cultural, algo que se ve en esta exposición.
Pintura como sustento de mitos nacionales, también: retratos y mapas que dan cuenta de la evolución de las políticas y los cambios entre siglos revueltos; pintura que conecta modas y estilos por el detalle revelado en la vestimenta (tejidos negros, cuellos blancos); pintura que revela una naturalidad artificial, que cuenta el mito con modelos cotidianos (Baco y sus borrachines, Demócrito partido de la risa… este tipo de cosas) y a veces, también, pintura que se encargaba de un país a otro cuyos artistas viajaban para influirse y mezclarse y poder explicarse ahora que Rembrandt no eran «tan holandés» y Velázquez tampoco «tan español», porque las temáticas de sus cuadros -explica Alejandro Vergara en los textos del catálogo de la exposición- responden más bien a los ideales de una comunidad supranacional.
Y todo relacionado entre ellos, sin mezclar disciplinas ni salirse de las parcelas, resulta espectacular.
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