La historia del prodigioso Yerzhán. Hamid Ismailov. Trad. María García Barris. Barcelona: Acantilado, 2018
El tren de los prodigios
Me pareció que la pregunta no iba dirigida a mí sino a ese tren que galopaba por la estepa, a esa estepa resplandeciente que se extendía por la tierra, a una tierra que giraba a gran velocidad entre la luz y la oscuridad, a esa oscuridad que…
Las historias sobre lo maravilloso suelen agotar mi paciencia; algo se rompe entre el relato al que asisto y mi comprensión lectora de tal modo que el resultado final se resiente, los colores se apagan, deslucen, asoman desvaídos y la sensación final es la de que no quiero volver a leer una historia de ese tipo.
Me sugieren la novelita de Hamid Ismailov (Tokmok, Kirguistán, 1954) y el título me despista. Hay alguien prodigioso, habrá algo que no me creeré. Como sucede siempre con esta persona hago caso y leo. No puedo estar más sorprendida con el resultado.
La historia del prodigioso Yerzhán es delicada y hermosa como lo son los sencillos relatos que se escuchan por casualidad en circunstancias que no son las que una espera, como puede ser por ejemplo un viaje en tren. Así es precisamente como comienza y también como termina este libro: con un viaje en tren que cruza la estepa de Kazajistán.
Es tan breve y tan conciso el cuento al que asiste el protagonista de esta novela que no voy a resumirlo siquiera, sepan únicamente que se escuchan las danzas húngaras de Brahms a golpe de violín y que de pronto todo (o muchos elementos) nos transportan al extraño caso de un tal Bejamin Button y a los desplazamientos de gentes curiosas de la mano de un stalker y a través de ciertos terrenos castigados por las explosiones nucleares de la segunda mitad del pasado siglo.
Una novela cargada de notas y texturas que habla de las relaciones humanas dentro y fuera de las familias, de cómo esas relaciones traspasan sus propias fronteras y se cuelan en las vidas de los otros y de la desgracia y el dolor de los cuales es y ha sido siempre capaz el ser humano antes de la guerra, después y en el inmenso vacío de acero que se despliega al final de una para prevenir la siguiente.
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