Snowhite and the Huntsman (Blancanieves y la leyenda del cazador) Rupert Sanders, 2012
La vida es Bella
Vaya usted a saber por qué en los últimos meses, la leyenda del espejito mágico y las manzanas envenenadas nos persigue allá donde vayamos. Entre series de televisión y adaptaciones al cine, puede decirse que el público que no haya querido enterarse de que las madrastras malas existen y que los enanitos son muy enrollados es que es de color verde y tiene antenas. Blancanieves ha vuelto y esta vez, parece que vaya a quedarse.
Tendría que haber una expresión que rezara algo así como que «detrás de un tierno cuento, hay siempre una cruel verdad», porque es bien cierto, sólo hay que fijarse un poco y tener paciencia.
Blancanieves y la leyenda del cazador, junto con la saga Crepúsculo y otros tantos ejemplos del blockbuster adolescente actual, son además un exquisito trabajo de mensajería indirecta, empresas de transmisión de valores morales a domicilio que uno nunca termina de saber si funcionan del todo con todo lo que se proponen, o si sólo son eficientes en el aspecto económico.
Representando a toda una generación de niñas confundidas e insatisfechas, que no saben aún qué es lo que las hace dudar, ni qué cosa es aquella que no les acaba de satisfacer, tenemos a Kristen Stewart, la mujer sin sonrisa, la eterna sufridora.
Frente a ella (y con dotes más que suficientes para meterse a la otra en el bolsillo, si quisiera) el bellezón de las colonias caras, la sudafricana Charlize Theron que en esta peli, es la mala.
Yo que disfruto escarbando entre los argumentos más que un tonto con un lápiz (o un listo con una pluma, jeje) veo Blancanieves y la leyenda del cazador como un conflicto entre la vida y autodestrucción, entre la fuerza de la iniciativa bien intencionada y el poder aniquilador de aquello a lo que uno teme.
Sorprende que siendo el cuento original una manera de aleccionar a las jovencitas sobre los peligros del mundo, si no se tiene a un «apuesto caballero» a mano que la case y la proteja, en esta ocasión, la malvada Ravena (que podría haberse llamado «canina» o «hambrienta» si los traductores lo hubiesen preferido) no hace otra cosa que vivir a costa de la juventud ajena, porque clama venganza contra los hombres, unas criaturas que tarde o temprano, traicionan y abandonan a las mujeres.
Un feminismo tan feroz, no podía ser algo bueno, que para eso están los términos medios y las medidas justas; Ravena sobrevive siendo hermosa, porque su poder nace de la belleza y eso queridos, me temo que es un error.
En el reino de Ravena, se pudren hasta lo helechos porque la base está mal planteada, porque con simplemente estar buena no se gobierna una región ni se saca adelante a una población, hacen falta buenas intenciones y mucho trabajo. Ella se baña en actimel y deja secas a las paisanas, se come corazones viviseccionados y es mala malísima, porque el mundo la ha hecho así.
Pero en el mundo también habita una muchacha que aunque no sonríe (normal, pues se ha pasado veinte años con el mismo traje y encerrada en una torre) es en sí misma la vida, las ganas de luchar por lo que uno quiere, la iniciativa en seguir adelante. Blancanieves, aunque tenga el rostro de Bella Swan, es la versión femenina (y mejor parada) de William Wallace y eso mola.
Disculpen la demora.
BLANCANIEVES ES MI PRINCESA FAVORITA!
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YO CONOZCO ESTAS BLANCANIEVES Y ESTAS MALVADAS MADRASTRAS DE BLANCANIEVES:
TARYN DAVIS,MONICA KEENA Y SIGOURNEY WEAVER(1997).
DIANA RIGG,NICOLA STAPLETON Y SARAH PATTERSON(1987).
KRISTEN STEWART Y CHARLIZE THERON(2012).
LILY COLLINS Y JULIA ROBERTS(2012).
KRISTIN KREUK Y MIRANDA RICHARDSON(2001).
ELIZABETH MCGOVERN Y VANESSA REDGRAVE(1984).
DISNEY(1937).
JETLAG PRODUCTIONS Y GOODTIMES ENTERTAINMENT(1995).
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