Cumbres borrascosas

Cumbres borrascosas. Emily Brontë. Trad. María Rosa Lida. Madrid: Unidad editorial  1999

Rencor

Se cree una que es muy original cuando, después de releer esta novela, se dice a sí misma «esto tiene más de El Gran Gatsby que de romance desatado» y se lanza a la escritura de este comentario, henchida de orgullo, crecida en su elocuencia porque «hay que ver lo bien que discurro cuando quiero, debería escribir más» dice una para sí.

Pero no, querida yo: esa idea no es tuya y ni siquiera se te ha ocurrido al hilo de la lectura de Cumbres Borrascosas por segunda vez porque esa idea se la escuchaste a Rodrigo Fresán en una conferencia hace nueve años así que: chitón.

Pese a que no he sido yo tan ingeniosa como para advertir esa similitud, es cierto que es una similitud importante: Cumbres Borrascosas podría subtitularse algo así como «Os vais a cagar», como frase puesta en boca de su protagonista Heathcliff, porque de eso va esta historia, de un marginado que recupera su dignidad, no se sabe muy bien por qué medios y regresa tapando bocas y hecho un señor con dineros al lugar en donde fue despreciado desde la infancia.

Además hay pasión y turbulencia, mucha turbulencia entre él y Catherine Earnshaw: un gitano pobre y una señorita de bien que se desean y, sobre todo, como señala Paula Izquierdo en el prólogo de la edición que he leído en esta ocasión, que prodigan «la pasión amorosa entendida como el deseo, no de otro, sino en el otro» que me parece todo un acierto.

Así que he vuelto a ella, porque no entraba yo en la finca de Cumbres… desde la carrera, cuando se nos dio toda la caña necesaria para analizarla y entenderla desde sus múltiples puntos de vista narrativos, equívocos, tramposos y magistrales pero ¿la he disfrutado como entonces? Mentiría si dijese que sí, así que diré que no, no me ha divertido tanto. Siento que parte de la fascinación de entonces venía del trabajo paralelo dirigido por el profesor (hay que agradecer a los maestros, siempre, cuando lo merecen, porque nos cambian la vida) y que esta vez me ha faltado.

Reconozco que mi regreso se ha debido a la publicidad y expectación en torno a la nueva adaptación al cine que ha hecho de Emerald Fennell. Si un australiano de raíces vascas es quien debe encarnar a Heathcliff en esta recreación, bienvenido sea. No buscaré aquí parecidos entre novela y película porque no es una cuestión que me importe en este caso (ya hay suficientes películas cuyo casting se ha cuestionado a lo largo del tiempo y aburrimos, la verdad sea dicha) sin embargo espero la novedad con todo lo diferente que tenga que ofrecernos y la acogida entre nuevas generaciones.

Cada cierto tiempo hay que revisitar el clásico y este año toca, así que asistiré ilusionada a los resultados del experimento.

Cumbres borrascosas, una historia que enardece la aspiración máxima de todo ser humano a lo más alto, independientemente de su origen. «Os vais a cagar» podría subtitularse, insisto, pero también «Sueña a lo grande» o «El que ríe el último…» pero igual hay alguien por aquí que aun desconoce el argumento así que callo y me retiro.

2 comentarios sobre “Cumbres borrascosas

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  1. Llego aquí, desde algún lugar del océano virtual y me encuentro con una mano que, en vez de mecer la cuna, usa una pluma. Espero que no sea de ave… aunque no tengo nada en contra de ellas, siempre que sean una cesión espontánea.

    Son muy borrascosas las cumbres del planeta, y por eso requieren tremendos paseos por ellas… lo de estas hermanas es otro mar bien lleno de sargazos.

    Y lo que apuntas, vía el Fresán, me parece para darle unas vueltas, incluso una relectura, ya que la tengo medio perdida. Lo que no tengo muy claro es la superposición de un mundo salido de GB (USA) con el original británico, pero…

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