Ada o el ardor

Ada o el ardor. Vladimir Nabokov; trad. David Molinet. Barcelona, Anagrama: 1992

¿Pero esto qué es?

⏤Esto es tremendo⏤ dijo María al darse cuenta de que jamás había leído algo siquiera remotamente parecido a la novela que aun sostenía entre sus manos, minutos después de haber alcanzado la última palabra de la última de sus páginas.

Ada o el ardor es como despertarse de un sueño de esos que una cree que recuerda pero que, en cuanto enciende la luz y trata de describirlo se da cuenta de que no puede, porque le resulta imposible encajar en una narración lógica aquello que la ha acompañado a lo largo de la noche.

Una «crónica familiar» se anuncia en el título de su versión original en inglés pero tal vez no lo sea tanto y sea la broma de un escritor a quien es imposible resistirse, aunque trate temas repugnantes, ofensivos, crueles y sórdidos. La destreza de Nabokov a la hora de incrustar perspectivas narrativas y saltos espacio-temporales dentro de sus tramas convierte a este libro en algo endemoniadamente bello, increíble, imposible.

Sí: Ada ama a Van y Van ama a Ada desde que son niños y se ven por primera vez en un encuentro familiar, porque son primos y eso complica las cosas pero solo un poco más de lo que ya lo están antes de que empiece la historia; cada miembro de esa familia que comparten se deja caer sobre las páginas de Ada o el ardor igual que las piezas de un puzzle que el lector monta con cuidado hasta el final. Hay un árbol genealógico al principio pero es otra broma de Nabokov ya que poco importa si se consulta o no en el camino hacia la última página: en el libro todo sucede y se amontona, provoca, sorprende y emociona.

Una novela dividida en cinco partes; un texto que combina la narración de una historia de amor y sexo a lo largo de las décadas y las más bizarras reflexiones sobre el paso del tiempo y sus paradojas, la expresión misma del deseo (del hombre por la mujer, de la mujer por el hombre, de la mujer por otra mujer y del hombre por otro hombre, o por varios, o por varias). El infinito y la abstracción. La realidad y la ciencia- ficción.

«…adoraban a Van, adoraban a Ada, adoraban sus ardores entre los árboles de Ardis. Y los galanes de aquellas muchachas, cuando tocaban una balada en la lira rusa de siete cuerdas, a la sombra de los racanosos en flor o en las viejas rosaledas (mientras las ventanas de Ardis Hall iban apagándose una a una), añadían versos nuevos ⏤ingenuos, horteras, pero salidos del corazón⏤ a los antiguos refranes de los romances populares […] En las laderas de lejanas colinas los pastores perdonados por el rayo se valían de sus trompas gigantescas como de trompetillas acústicas para captar las coplas que se cantaban en Ladore. En los palacios enlosados de mármol, las castellanas vírgenes atizaban sus llamas solitarias abanicándose con el romance de Van. Y vendría otro siglo, y la fábula iluminada duplicaría su esplendor con los toques cada vez más ricos de los pinceles del tiempo.

⏤Todo lo cual significa⏤ concluyó Van ⏤que nuestra situación es absolutamente desesperada».

Ada o el ardor. Vladimir Nabokov, 1969.

¿Qué es Ada o el ardor? Es algo tremendo.

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