Purpurina fósil
Yo creía que la purpurina rosa en la cubierta se la añadían para llamar la atención de las niñas, porque yo de niña enloquecía con la purpurina, estuviera donde estuviera, casi siempre soltándose de donde no debía e
inmediatamente adherida, fosilizada en esa superficie para siempre.
Me equivocaba: la purpurina es un reclamo para toda persona que entra en la tienda, incluso la que busca un libro y no un divertimento sensorial, volátil y sencillamente, bonito.
Él no quiso la antología de relatos del autor español. Dejó su cartera sobre el mostrador y se ajustó las gafas para poder ver la pantalla de su teléfono, buscó el traductor. Me sonrió y pulsó el icono del micrófono para hablarle en árabe a su aparato, luego me enseñó la pantalla y pude leer: «libro en español para principiantes» pero la antología de relatos no,
ese no lo quiso.
Le señalé entonces el mueble de literatura infantil y tomó un ejemplar de las aventuras de la niña mitad vampiro y mitad hada. Le dije que era una traducción pero no le importó. Sonrió y se lo llevó.
Supongo que el polvillo rosa no habrá sido capaz de quitárselo de la corbata.
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