As bestas. Rodrigo Sorogoyen, 2022

As bestas. Rodrigo Sorogoyen, 2022

Chamando á besta

Concha llamaba «besta» al ascensor de la casa de mis abuelos. Cuando mi abuela se retrasaba y tenían prisa se adelantaba a darle al botón y luego esperaba; «llamaba a la bestia», al aparato que las transportaba de la quinta planta al portal como por arte de magia, un botón, una puerta y zas, estaban en la calle.

Nunca conocí a la tal Concha, aunque mi madre cuenta que hacía unas pastas de mantequilla buenísimas y casi recuerdo su sabor, imaginado (no hay que confiar en la memoria) pero ayer vi la última película de Rodrigo Sorogoyen y he recordado, he pensado en alguien a quien nunca conocí.

As bestas, que toma como excusa para su título a la tradicional «ceremonia da rapa», que es el momento en que la gente recia, fuerte y aguerrida de cierta aldea gallega les corta el pelo a los caballos y los marcan, cuerpo a cuerpo, sin trampa y sin cartón, es una magnífica historia sobre el acoso, el que sufren los que son diferentes, los «señoritos extranjeros» cultos y educados en un pueblo bien adentro de la Galicia profunda.

A mí As bestas me ha parecido que se divide en dos películas, dos historias sobre dos tipos de amenaza, la que vive el hombre y la que vive la mujer, dos tipos de violencia, real e insinuada, latente y terrible, con la que no sabemos qué hacer como espectadores cuando termina la película pero ante la que nos quedamos pasmados durante las dos horas que ésta dura.

No voy a mencionar la soberbia interpretación, no voy a hablar de esa gente en la pantalla que recita sus frases y te da una paliza con ellas, no ¿para qué? Son increíbles de lo creíbles que son y punto, pero sí me detengo en la historia, la de unos personajes tan bien construidos (de nuevo, como en sus anteriores películas, por el director y la guionista Isabel Peña) que se comprenden mucho más allá de su rol de buenos o malos, con los que estaríamos dispuestos a «sentarnos para hablar» si se diera el caso, para que nos contaran cuáles son sus problemas, sus desgracias, sus anhelos y sus motivaciones en la vida. Sin embargo, como cuenta la película, a veces ese diálogo no es posible porque esas vidas son tan distintas entre sí que sólo pueden enfrentar sus desencuentros en una lucha cuerpo a cuerpo, sin trampa y sin cartón.

Yo no conocí a Concha pero imagino que llegó a A Coruña procedente de un pueblo en donde nunca habían visto un ascensor, una aldea en la que, si había algo que pudiera transportarte de un lugar a otro sería un caballo, una bestia, «unha besta» y habría que llamarla.

2 comentarios sobre “As bestas. Rodrigo Sorogoyen, 2022

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  1. Muy bien enlazada la anécdota de la señora Concha, Suele pasar que se quedan incrustados en nuestro imaginario ciertos personajes de los que tenemos vagas referencias pero que por algún motivo nos dejaron una huella imborrable. Leyéndote, me han venido a la memoria personas a las que nunca conocí, pero de quiénes oí hablar de pequeño y todavía hoy les pongo rostro y voz y recurro a ellas en determinadas situaciones. Creo que es magia. Fantástico artículo para hablar de esta película que aún no he visto pero de la que me han hablado maravillas. Un saludo.

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