Farmacias

He hablado de ellas antes, es un asunto creo que de sobra conocido pero, aun así, me siento en la obligación de dedicar a las pharmacies de Paris una entrada entera.

26 Rue du Four, líneas de metro 4, Saint-Germain-des-Prés y 10, Mabillon. Vayan con tiempo y paciencia, adentrarse en las cuatro plantas del edificio es lo más parecido a pasar una jornada en la cueva de Montesinos, ya saben: aquella que detuvo a Alonso Quijano durante tres días en su interior mientas al resto de personajes, desde el exterior, les pareció sólo una hora. Lo mismo pero a la inversa: se entra y ya nunca se tiene conciencia de cuándo se va a salir.

Llevar acompañantes que prefieran esperar fuera es un error. Puede que al reencontrarse les noten arrugas alrededor de los ojos y el pelo blanco, puede que, para cuando se vuelvan a ver, éstos hayan agotado las baterías de sus teléfonos móviles de tanto mandar mensajes de puro aburrimiento a los grupos de chat que tenían pendientes. Todo es posible durante tan larga espera, advierto.

Porque ¿qué sucede realmente en el interior de esta farmacia parisina? La respuesta sólo puede ser una: la abundancia.

Una auténtica cornucopia de productos reciben al visitante desde la primera línea de exposición. Aquí mi consejo: tómense la visita como un videojuego.

En la primera pantalla el «jugador» podrá adentrarse en sus pasillos, siempre sorteando a las dependientas que querrán ofrecerles el artículo más caro en stock, deberá ignorarlas o le hará perder vidas. Será tentado por las primeras marcas en cosmética para el cuidado facial, son las primeras que aparecen pero es recomendable no hacerles caso porque, en su mayoría, pese a los letreros fluorescentes y los tachones en color rojo, lo cierto es que los precios son superiores a los estabelcidos en España, se lo aseguro.

Avancen y no miren atrás. Busquen marcas locales, marcas francesas que jamás han oído nombrar y no atiendan a los cantos de sirena de las más famosas, sólo así ganarán puntos para pasar a la siguiente fase.

Una vez peinada la zona de faciales y antiedad, donde podrán abastecerse de todos los litros de agua micelar que consideren oportunos y compatibles con su tipo de facturación en el aeropuerto (que luego vienen las sorpresas) estarán preparados para conocer el resto del edificio así que suban, sigan subiendo plantas, déjense sorprender.

El «jugador» descubrirá un espacio centrado en nutrición y dietética con precios muy pero que muy rebajados, píldoras de suplementos nutricionales jamás vistas o de sobra conocidas, eso dependerá de la vida que lleve cada uno: lean, comparen y adquieran. Que no les extrañe encontrarase a algún cliente arrodillado en una esquina y buscando información en su teléfono móvil, no estará haciendo otra cosa que contrastar precios y sopesar necesidades: tomen su ejemplo y hagan lo mismo.

Productos para bebés, peluquería, parafarmacia, infusiones… la cueva de Alí Babá.

Alcanzado el final de la visita deberán dirigirse, con sus cestas cargadas, a la caja que se encuentra en la planta sótano. Por el camino tendrán ocasión de ir puliendo contenido y deshaciéndose de lo innecesario hasta llegar al pago final pero antes, un último resquicio de duda, un capricho al cual es difícil resistirse: los tapones para los oídos a pocos céntimos.

Sopesen sus necesidades, paguen y preparen una buena disculpa para sus acompañantes, que van a recibirlos con cara de pocos amigos, junto a la puerta de salida.

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