Apaches. Los salvajes de París

Apaches. Los salvajes de París. V.V.A.A.. Madrid: La Felguera, 2021

La gente mala

La gente mala
Es muy mala
Ya les vale, ¿de qué van?
(Ya les vale, ¿de qué van?)

Ojete calor, 2017

La Felguera rescata de sus profundidades descatalogadas la tercera edición de este compendio de artículos sobre los «apaches» de París, un colectivo (des)organizado de matones, rateros, navajeros, asesinos y bailarines que, tomando su propia justicia por la mano, se hicieron populares entre finales del siglo XIX y principios del XX, como consecuencia del auge de las clases elitistas que sobrevino a la Comuna de 1871 y el gesto se vuelve necesario; un libro así esclarece conceptos, pienso yo, para matizar alguna confusión, alguna dificultad latente en la sociedad reciente.

Porque el patio está revuelto.

Mi amiga Ana, que es una gran artista y, en tanto que tal, también una gran observadora del género humano, contaba el otro día que, por lo visto, los tatuajes feos se han convertido en una corriente, una forma de expresión feísta y deliberada a través de la cual, hoy, algunos están optando por definirse.

Entre sus páginas acartonadas, impresas en blanco y negro, a doble página y sin apenas márgenes, este libro muestra los rostros de esos delincuentes tan fieles a sus principios y tan implacables con la opresión social ejercida contra ellos; el lector les pone cara y también conoce sus tatuajes, los de ellos y los de ellas.

Ya les vale.

¿De qué van?

Apaches… pone en contexto y describe, narra con ejemplos e ilustra con imágenes. Poco más se puede pedir. Pese a tratarse de una amalgama algo heterogénea y que en algunos de sus artículos se repite, es interesante, es curiosa.

Yo no diría que las chonis son las actuales casqued’or ni que los quinquis de los años 70 podrían atreverse siquiera a compararse con ellos, porque las causas y los motivos son de sobra distintos en cada caso pero sí creo que, tras la lectura de este libro, se llega a la conclusión, fácilmente, de que el bueno de Travis en Taxi Driver no iba tan desencaminado si tomamos al pie de la letra los propósitos e intenciones de los muchachos parisinos de la Belle Époque.

La gente mala, es que es muy mala.

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