Decadance. Ohad Naharin

DECADANCE, Batsheva Dance Company, 2013 – Dirigido por Jean-Marc Birraux; Coreógrafo: Ohad Naharin. Chaillot-Théâtre National de la Danse

Todo

Trabajo ahora mismo, temporal pero intensamente, en un proyecto que va de mezclar cosas, muchas cosas, todas las posibles. Haciendo snorkel virtual por la información a disposición del usuario de internet, me encuentro de todo y todo bueno pero, será que la cabra tira al monte o será que a veces un dios viene a verme pero el caso es que he dado con esto y estoy muy contenta.

Decadance de Ohad Naharin desde el teatro Chaillot de París me abstrae de trabajo y documentaciones exhaustivas durante algo más de una hora. Es como la lluvia cuando el calor madrileño no te deja dormir o la cerveza fría de una terraza, con ese mismo calor. Es eso. Es todo.

Aquí un «behind the scenes» editado por The Guardian para hacerse una idea de lo que Ohad Naharin se propone:

https://embed.theguardian.com/embed/video/stage/video/2013/nov/13/batsheva-dance-company-behind-scenes-video

Estrenada en el año 2000 para conmemorar los diez años de Naharin al mando de la Compañía, Decadance lleva todo este tiempo representándose con variaciones de contenido; es un compendio de las diversas creaciones del director y así se suman, alternan, aparecen y desaparecen según el lugar en el cual se representen los trabajos Kyr (1990), Mabul (1992), Anaphase (1993), Z/na (1995), Zachacha (1998), Naharin’s Virus (2001), Three (2005), George and Zalman (2006), Max (2007), Seder (2007) o Sadeh21 (2011).

Para quien no esté familiarizado con el lenguaje de la danza, puede aclararse que Decadance, aunque batiburrillo de bailes, transmite de forma uniforme y orgánica a cualquier espectador la idea de que es el cuerpo el que habla y le habla directamente: las músicas seleccionadas despiertan el ánimo, los bailarines se contonean en lo que Naharin acuña «movimiento Gaga» y nosotros, inevitablemente, queremos seguirlos.

En un momento dado del espectáculo los bailarines toman a voluntarios de entre el patio de butacas y los llevan al escenario. Son espectadores que de pronto traspasan la barrera de la cuarta pared y participan de la música, del movimiento, de todo.

Hay denuncia (es una compañía israelí, difícil no posicionarse) hay choque, hay tufo clásico y hay bastante lenguaje sexual; hay hasta un paso a dos entre hombres al ritmo de melodías de Bollywood y sobre todo: hay magníficos bailarines de energía elástica e ininterrumpida.

De todo.

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