August: Osage County (Agosto) John Wells. 2013
The Way of the World
Uno de mis directores favoritos de todos los tiempos, dirigió una vez una película basada en una obra de teatro de Eugene O’Neill, tremenda, durísima.
Esa misma obra, dirigida por Àlex Rigola de acuerdo con la traducción de Ana Antón-Pacheco, pude verla representada por la Compañía de teatro de la Abadía, en Madrid en el año 2006. Me pareció tremenda y también muy dura.
Long Day’s Journey Into Night (Sidney Lumet, 1962) planteaba las desgracias derivadas de la aceptación de la familia de cada uno, contando la historia de una de esas que son particularmente infelices. Katherine Hepburn engullía uno por uno a los otros tres personajes que entraban y salían de la escena, aplastándolos con su inconfundible gesto de reina de las nieves, matriarca y venenosa víctima narcotizada. Todo a la vez y casi sin respirar.
Una obra como aquella, vista desde la butaca de un teatro con estructura monacal, representada en un escenario que daba vueltas y mostraba interior y exterior de la casa familiar mareaba real y figuradamente. Funcionaba bien.
Al hilo del rimbombante estreno de Agosto (August: Osage County) donde parece no haber cabida para comentarios que cuestionen la validez y excelencia interpretativa de todos sus personajes (y puesto que no la hay, porque son válidos y están excelentes, todos) se me ocurre acordarme de aquella otra por el parecido. Ya van conociendo mis debilidades.
Tremendamente similares en las ganas de clavar la astilla letal que conecte nuestras miserias familiares con las de los miserables protagonistas de cada relato, aquella Larga jornada hacia la noche no es que hiciera más daño que Agosto, sino que anunciaba mucho menos aquel dolor. No había necesidad de hacerlo.
Y es que hoy, en los años del siglo XXI en que nos encontramos, parece que el cine que monopoliza sin miramientos el Templo de Hollywood, sólo se le atiende y respeta si va precedido de una ola (¡qué digo! un tsunami) de alabanzas al exceso de sus interpretaciones. Tan tremendas y tan duras siempre.
Julia Roberts, Meryl Streep, Dermont Mulroney, Chris Cooper, Ewan McGregor, Margo Martindale, Juliette Lewis… que sí, que todos se salen por cada uno de sus costados, que ese calor asfixiante y ese olor a muerte flotando por el salón se pegan al espectador y le acompañan hasta su casa aún después de acabada la película; que los diálogos están clavados; que la música de Santaolalla es emocionante; que ya lo sabemos.
A veces con mucho menos bombo y casi sin platillos, también se puede llegar allí donde nuestro corazoncito se agita y admite que ha entendido una película. Pero es como funciona el mundo y es lo que manda Hollywood.
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