A puerta fría

A puerta fría. Xavi Puebla. 2012

El cielo y las comisiones

«¿Adónde van los vendedores? Al cielo, seguro que no»

[A puerta fría. Guión de Xavi Puebla y Jesús Gil Vilda]

Siendo como son las Navidades, una acumulación de compras comprometidas con otros y pactadas a cambio de otra cosa -de una sonrisa para los más generosos o de un regalo de vuelta para los codiciosos sin vergüenza- digamos que en estas fechas no está de más darle un pase a esta película, de modesta distribución entre nuestras salas (¿acaso llegó a estrenarse?).

A puerta fría es un retrato sin prisas del oficio de la venta, ejercido por vendedores reales, de carne, de hueso y de ambición: hombres que se han desarrollado profesionalmente en el campo de minas de la lucha por una mejor comisión, ascendiendo a base de sinceridad falsa y honestidad corrupta. De todo eso va esta película que es lenta pero breve y sin embargo, muy recomendable.

Sin salirse de los pasillos enmoquetados de uno de esos hoteles que incluyen la palabra «star» en su nombre, la historia de Salvador (Anonio Dechent) e Inés (María Valverde) le llega y le basta al espectador con sus ochenta minutos de duración, ni uno más se necesita para que éste la acepte tal cual, con todas sus virtudes.

Seca y silenciosa, igual que la rutina diaria de trabajo de los que pasan por las casas de timbre en timbre y persiguiendo a un comprador, A puerta fría nos toca en el hueso y pese al ambiente cargado de una tensión intergeneracional demasiado parecida a la que vivían Scarlett Johansson y Bill Murray en Lost in Translation, su argumento, bien original y distinto sumado a unas interpretaciones de primer plano agradecido, hacen que merezca la pena verla y mucho.

Partiendo lanzas en nombre de los profesionales del sector «ventas», ese grupo del que poco se sabe pero sobre el que demasiado se opina, la película de Xavi Puebla no cede ante la irresistible tentación de victimizar a sus protagonistas, sino que los pone a funcionar tal y como se van viendo obligados a reaccionar ante las situaciones que les salen al paso. La ley de la selva comercial, de golpe y porrazo, casi sin margen de maniobra y donde como siempre, sobreviven sólo los que son más fuertes por fuera y también por dentro.

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