La Victoria de Úrsula; Nacho Ruipérez y Julio Martí; 2011
Valiente
De haber sabido antes que este cortometraje estaba disponible en la red para verse y sorprenderse, antes lo hubiera visto y antes me hubiera sorprendido por su contenido y por todo el trabajo con que carga dentro de su maleta. Sin embargo me entero ahora, tal vez tarde para decir algo sin sonar trasnochada o caduca, como fuera del plazo establecido.
El mundo es de los valientes, así que asumiré el riesgo.
La Victoria de Úrsula es un trabajo valiente, puede que de los más arriesgados que se han cruzado en mi camino en los años recientes. Conviene sentarse a verlo con ánimos despejados, sin esperar que a uno le cambie la vida para siempre, pero sí dejando que la historia vaya modificando su enfoque a medida que avanza en sus casi 17 minutos de duración y hasta el final.
Al igual que sucede con las historias de terror, que es mejor contarlas por la noche y a la luz de las velas porque así las sombras tintilantes disimulan los rostros asustados de quienes las oyen, este cortometraje reposará mejor en la pantalla si se descubre, no como una película sino como una serie de ilustraciones en tonos rojizos y negros, colores empapados de lluvia, difuminados por el barro, unos dibujos que en vez de estar pintados a mano y animados después, son interpretados por actores como Terele Pávez o Jack Taylor. Déjense sorprender y no tengan miedo.
Sin riesgo no hay victoria, o como dicen por aquí: «Ohne Fleiss, kein Preis». Pues eso.
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