The Hunger vs. Trouble Every Day

The Hunger; Tony Scott; 1983 vs. Trouble Every Day; Claire Denis; 2001

Los juegos del ansia

Qué ilusión que hace hoy día, ponernos a comentar películas que tienen que ver con vampiros enamorados, con sangre y con la imposibilidad del deseo satisfecho de una criatura deshumanizada, aunque humana en apariencia.

Nos ilusiona porque abundan los ejemplos, en sus más variadas calidades y categorías, con y sin prestigio, más o menos famosas, mejor o peor consideradas por todos y todas los que conformamos el público contemporáneo. A mí al menos, me encanta que me encante tanto un tema como este, todavía.

Comparemos dos películas, separadas por toda una mayoría de edad (unos dieciocho años) pero muy cercanas en cuanto a contenido: The Hunger (1983) y Trouble Every Day (2001) y comprobemos por qué me siento tan dichosa.

The Hunger escuece un poco con tanto glamour de discoteca, todo hay que decirlo: los ochenta marcaron a fuego cada uno de sus productos como sucede con las orejitas de los terneros cuando pasan por el matadero. Todo lo que se realizó en esas fechas, huele a laca y suena a sintetizador, es inevitable y hay que pasarlo por alto sin darle mayor importancia. Pese a todo, es una historia bien digna e insisto: a mi me rechifla.

Catherine Deneuve se relame con cada nueva conquista que trae para casa junto a su elegante chico, Mr. Bowie. Pero si ni el amor ni el deseo duran para siempre, tampoco lo hacen las maldiciones. Lo bueno nunca dura y al final, llega el final. Mrs. Blaylock pide ayuda a las gentes de la ciencia para comprobar que la juventud eterna es cosa fácil de conseguir y de paso, se busca otra «media naranja» que la acompañe: cambia un David Bowie por una Susan Sarandon y se queda tan pancha.

Las prisas y las ansias no son buenas para nadie y si no que se lo digan a los desgraciados personajes de Trouble Every Day.