Buried

Buried; Rodrigo Cortés; 2009.

Sacrificio

Los motivos que impulsan a alguien a subirse en una montaña rusa, saltar desde un paracaídas o probar el puenting supongo que deben de ser similares a los que ayudaron en la decisión de esta menda, a buscar entradas para Buried; esos y los inevitables comentarios de personas allá donde uno vaya o pose su mirada incauta y sea convertido en víctima de la publicidad. Uno va a ver Buried porque hay que verla para formar parte de ello y tener una opinión. Como con todo.

Por la parte de quien esto firma, más bien se la puede uno ahorrar.

Buried es insufrible, y quizás sea éste el mejor cumplido que pueda uno ofrecer al trabajo del desconocido Rodrigo Cortés. Seguro que él está encantado de que se lo recuerden constantemente. Qué bien: Good to you! señor Cortés, su película propone los noventa y pico minutos más angustiosos de toda la cartelera, casi tanto como encender el televisor o la radio y darse cuenta de que cada día pasan cosas terribles en el mundo, cosas tales como que a veces hay gente que es víctima de angustiosos secuestros. No contentos con ello, podemos pagar unos eurazos y sentarnos en una butaca a «disfrutar» de la experiencia, con todo el sufrimiento que ello implique… que da gusto, oiga.

Resulta hasta cierto punto «tramposo» que se juegue con la tensión del espectador como se juega en el caso de esta película: una cosa es el miedo, el escalofrío que provocan la sorpresa ante lo inesperado y amenazador e incluso ante lo esperado y de sobra conocido, que uno sabe que está ahí, acechando. Otra bien distinta es disponer toda una lista impedimentos, barreras y compartimentos estancos (más que literales) a un protagonista que más le valía no haber tenido ocasión siquiera de comunicarse con el mundo exterior, porque no hay más que gilipollas merodeando fuera de su cajón. Mejor que se quede dentro.

Asimismo se reconocen los aciertos y virtudes que un suplicio como éste en el fondo también posee: gran idea la de un sólo personaje, gran idea la de los elementos y/o circunstancias que lo aproximan a la superficie de la tierra. Si se reflexiona acerca de ello, resulta lógico comprender que con semejantes herramientas, no exista modo alguno de resolver un argumento semejante sin recurrir obligadamente a la negación absoluta de toda lógica de comportamiento humano favorable, considerado, generoso o altruista… si lo que se quiere es una película de miedo. Puede que si se hiciera otra cosa, el resultado se parecería más a la descripción de la víspera de los Carnavales en Galicia desde el punto de vista de un gorrino, o a una montaña rusa.

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