Brothers

Brothers. Jim Sheridan, 2009.

Metamorfosis adulta

Las personas no cambian. Los adultos, primero han sido niños y, aunque unos durante más tiempo que otros, todos aprenden a madurar cada día de su vida hasta que esta termina. La vida puede tratar mejor o peor a las personas, a las familias, a los países… pero el ser humano no cambia, cada uno es como es.

Lo que parece que la última película del director Jim Sheridan quiere contar a sus espectadores, es que la guerra causa heridas y trastorna a todos los que se ven implicados en ella, sea de un modo voluntario o por circunstancias del azar. Pesa en la conciencia de quien esto escribe, el hecho de no conocer la película original de Susanne Bier en la cual Brothers se basa, así como los referentes de aquélla a la hora de construir su guión, pero a la luz de esta segunda lectura de la historia, podría decirse que nada hay de novedoso en los cimientos que sustentan su argumento, ni en el dibujo de personajes que propone o las reacciones de los mismos ante la extrema presión sobre sus vidas. No obstante, el resultado no deja de ser interesante, acertado y correcto.

Escoge el film escarbar en los dolores y misterios de una familia como otra cualquiera y, especialmente, en el hecho mismo de ser y tener un hermano, con todas sus consecuencias, honestamente y sin melodramas.

A pesar de que el tráiler no le haga justicia, conviene hacer el esfuerzo: estamos de nuevo ante el caso de un clip promocional que es víctima inocente de un montaje engañoso, que dota de supuesto gancho comercial a una historia que, sin embargo, quizás sea poco apropiada para “ese” tipo de público al que aparenta ir dirigida.