The Descendants (Los descendientes) Alexander Payne; 2011
Pirotecnia social
Los tiempos están cambiando. La vida se nos tuerce y se nos complica todos los días. La mierda de algunos (y la nuestra propia) nos ha salpicado y nos sigue pringando mes a mes.
No cuento nada nuevo. Es de esperar que las historias que el negocio del entretenimiento venga a contarnos ahora, también hayan cambiado. Sin embargo, parece que nos la quieran colar doblada, con queso y siendo gato en vez de liebre. Yo no pienso pasar por el aro. Me explicaré.
Ayer vi Los descendientes, esa película de la que todo el mundo habla (que es lo que ellos quieren) para la que todo el mundo espera largas listas de premios de dudosa justicia (ya van dos globitos dorados) y de la que se sabe que existe una novela previa, pero que hasta que no se ha reeditado con otro título (el de la película) y otra cubierta (el cartel de la película) nadie pagaría 8€ por llevársela a su mesilla de noche y leérsela.
Me he sentido como si me tomaran el pelo y eso, por encima de todas las cosas malas que me pueda provocar una película, es algo que no consiento.
No he visto Entre copas, mal por mí, imagino que eso resta credibilidad a mis argumentos, pero es así. No conocía el cine de Alexander Payne hasta ahora y lo que he conocido, no me ha gustado.
Si hoy, igual que ayer, entramos en una sala de cine para evadirnos, para asistir a una vida que no es la nuestra pero que podemos comprender y la sentimos viva porque la reconocemos, queremos que no nos cuenten milongas.
Hay gustos para todos, hay cine violento y romántico, cómico, costumbrista, biográfico, dramático, poético, trágico, incoloro, inodoro, insípido y almibarado. Pero desde hace un tiempo, desde que irrumpiera en cartel la estupenda American Beauty y su simbólica aportación al desengaño del «sueño americano», parece que haya surgido un tipo de cine a mayores, una especie de género sobre «norteamericanos que también las pasan putas».
Los descendientes pretende que nos creamos que es cine del que afea la realidad idílica de Hollywood (ya de por sí irreal) para que pensemos «vaya, están buenos y tienen pasta, pero míralos qué desgraciados que son. Será que yo no lo soy tanto como creo».
Creo que si se me intenta centrifugar la conciencia ahora es porque previamente, ellos se han empeñado en que razone de ese modo, desde el momento mismo en que aparece en escena la industria del bosque mágico con sede en Los Ángeles.
Que no me vengan a decir que esta película es la «dura realidad» porque no. Otro cine y en otros contextos ya se dedica a hacerlo y lo hace muy bien.
Los descendientes como película rodada en esas condiciones de producción (no me refiero al argumento, que por otra parte es muy entretenido y me abstengo de comentar) es un engaño. Son fuegos artificiales pero si quieren creérsela, allá ustedes.
Yo sí vi Entre Copas, y me pareció insufrible, y también he visto Election, que no es gran cosa. Los Descendientes me gustó, aunque no me parece ni por asomo para tanto como la están poniendo (aquí mi crítica http://www.crazyminds.es/2012/01/21/los-descendientes-el-mejor-papel-de-george-clooney/).
Cuando he visto tu foto se me ha venido a la cabeza Anne Hathaway al final de One Day. Qué corte de pelo tan bonito 🙂
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María: he leído tu comentario. Sabemos que no estamos de acuerdo; pienso que esta peli sí tiende a la lágrima fácil aunque trate de esconderlo con brochazos «indies» de palo. Insisto en que es una historia entretenida, pero no me la creo como el peliculón que quieren que veamos en él.
Sustituye a Clooney y al pibón de su hija por dos actores con pinta de gente corriente de la de verdad y esta cinta no la va a ver ni el tato.
Y gracias por lo del pelo. Soy incapaz de dejarlo crecer…
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El otro día intenté ver «Los descendientes», pero se agotaron las entradas y acabé viendo «Silencio en la nieve», así que no puedo opinar sobre la peli. Sí vi en su día «Entre copas» y me quede con cara de «¿y esto es todo?».
Con este tipo de cine, tan aclamado por algunos, me pasa que me deja fría. Creo que a los no nacidos en los USA nos falta un gen o algo para que nos llegue. O al menos a mí.
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Yo querría ser descendiente de los Clooney y quedarme con ese trocito de paraíso…por lo demás una peli de la que te olvidas nada más verla..me quedo con la voz de Georgeeeee como sound track!!!
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Loli: yo la vi en «pecado de versión no original»… mea culpa.
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