Literatura y fantasma. Javier Marías. Barcelona: Random House Mondadori, 2009
Probabilidades
El 22 de agosto de 1992 no recuerdo dónde estaba; lo más probable es que apurando los últimos días de mis vacaciones de verano en casa de mis abuelos, trabajando en mi cuaderno de Santillana por las mañanas y entrenando mi capacidad pulmonar mediante inmersiones en la piscina olímpica, escrupulosamente pautadas por mi hermano, gracias a su cronómetro multifunción con cordel para colgar del cuello marca CASIO por las tardes.
Es lo más probable aunque no tengo modo de comprobarlo.
En algún rincón de esa casa en que yo dejaba pasar los meses de julio y agosto, ese día y a última hora de la tarde también es probable que alguien hubiera dejado tirado el suplemento Babelia del periódico El País después de leerlo o que, previsoramente, reservándose para el final del día el mejor momento de lectura se lo hubiera llevado a la piscina y allí, a la sombra de un sauce, se recreara en los comentarios, las reseñas y los relatos que cada sábado ofrecía la publicación.
Es probable.
Lo que sí es seguro es que ese día yo no leí Babelia. Tenía diez años, leía poco y sólo me acercaba al periódico para revisar la programación de la tele. Ese día no fui yo una de las personas que encontraron entre las páginas del suplemento el artículo de Javier Marías titulado «La novela más melancólica (Lolita recontada)» y por eso hoy la leo por primera vez al incluirse en este recopilatorio.
Literatura y fantasma llegó a las librerías por primera vez un año después de aquel verano de 1992 en que yo buceaba como Esther Williams y varias ediciones después llegó hasta el buzón de mi casa. La historia correspondiente ya la conté por aquí, creo que tiene tiene su gracia.
Setenta y dos artículos recorren el parecer de Javier Marías sobre los libros, la lectura, los lectores, los libreros, los editores, los escritores, los personajes y las ficciones; setenta y dos textos que homenajean a sus admiradísimos Juan Benet, William Faulkner o Vladimir Nabokov, que atacan los malos hábitos del negocio literario en su país (ese que parece otro del que es hoy en día, cuando han pasado treinta años desde que escribiera sobre él) y regala opiniones, consejos gratuitos, impresiones y reflexiones de una profundidad como una piscina olímpica.
Casi todos ellos tratan, consciente o inconscientemente (aunque a juzgar por el título escogido para la edición, yo me atrevería a decir que hay intención) de lo que no sucede: Literatura y fantasma abarca pensamientos muy diversos de un escritor obsesionado con lo no acontecido pero implícito en la literatura: novelas que se escriben sin rumbo, cuyos argumentos fluyen en direcciones que no han sido trazadas de antemano y llevan a sus personajes a expresarse, no sobre aquello que les acontece sino sobre lo que ocultan, recuerdan o les frustra no haber consumado.
De todos, me quedo con «Lolita recontada» quizás porque, aunque la leí hace años, la fama de esa novela la ha convertido en una sombra que pesa en el imaginario colectivo malinterpretada demasiado a menudo y es una delicia que alguien le devuelva con un texto así su sentido original, estrictamente ficticio y lírico, bellísimo.
Es probable que hayan tenido que pasar treinta y un años para descubrirlo y darme cuenta.

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