Ser Elvis. Una vida solitaria. Ray Connolly. Trad. Ana Pérez Galván. Corrección técnica a cargo de Sara Vicente Castaño. Madrid: Alianza, 2021.
Sara
Acaba de salir a la venta, de hecho se terminó de imprimir en agosto, coincidiendo con el mes de fallecimiento del propio Elvis y de su madre, Gladys, diecinueve años antes que él. Publicado por primera vez en la lengua inglesa original en 2016, esta biografía anecdótica, sentida y cariñosa del rey del rock escrita por Ray Connolly es un magnífico pasaporte introductorio para una persona como yo, que hasta ahora asociaba a Elvis más con el envoltorio que con la persona en sí.
Podría decirse que Ser Elvis. Una vida solitaria se propone desde el propio título que reconozcamos al pobre desgraciado escondido debajo de la purpurina, las capas de volantes y el tupé tintado y quizás, hasta cierto punto sea ese su objetivo, si no fuera por el sarcasmo, la retranca, el tono condescendiente y la mala baba que destila la voz narradora de quien quizás sea el periodista que mejor llegó a conocer a Elvis. Ray Connolly levanta un retrato afectuoso pero desmaquillado que deja al lector con la sensación de estar escuchando las confesiones de alguien más parecido a un amigo íntimo de la estrella que a un eslabón más en la cadena mediática infinita que se levantó alrededor de Elvis desde sus primeros grandes éxitos de la segunda década de 1950.
Sea como fuere, no hubiera leído este libro nunca de no haberse revisado y corregido técnicamente en su versión al castellano por una persona a quien quiero mucho y admiro por su pasión y conocimiento del artista, mi amiga Sara.
Nadie mejor que ella me iba a orientar mejor en el descubrimiento de Elvis ¿acaso podía haberme decantado por otro libro? Por supuesto que no, era éste y su lectura debía de hacerse ahora.
«No he escrito una canción en mi vida», decía. «Es todo un gran engaño.»
Aún así su empresa de composición se apropió de la mitad de los derechos de autor de los compositores […] Así funcionaba el negocio de la música; así funciona aún en muchas ocasiones.
Ray Connolly
Por ejemplo.
Melancólico por momentos, el texto de Connolly transmite de principio a fin una atmósfera de decisiones mal tomadas e influencias poco recomendables características del mundo en que se movía su personaje central; lo vemos venir y sabemos el desenlace pero descubrimos detalles, nos sorprendemos con ciertas informaciones y podemos reconstruir lo que debió de ser conocer a Elvis durante tanto tiempo y verlo estrellarse en demasiadas ocasiones.
No sólo sus relaciones sentimentales (que conociera a Priscilla con 14 años y le ofreciera anfetaminas desde la primera noche que pasó con él fuera de casa de sus padres para no dormirse en el instituto al día siguiente, o su obsesión con Ann-Margret, quizás su mejor pareja de baile en cualquier escenario dentro y fuera de las Vegas) o sus bofetones con el mundo del cine (aspiraba con su faceta de actor a dar un giro a su carrera que nunca llegó, entre otros motivos, porque su representante aceptaba y firmaba contratos para películas cuyos guiones no había leído antes), sus rivalidades, envidias y enfrentamientos a otros e el firmamento de su gremio como Frank Sinatra o los Beatles… esta es una biografía que arranca el envoltorio y lo lanza lejos, para quedarse con lo que hay dentro.
Muchas gracias, Sara.
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