Eileen

Eileen. Ottessa Moshfegh, London: Vintage, Penguin Random House UK, 2016

Slash-her

Como ámbito dentro del cual clasificar cierto tipo de cine de terror (una vez me dijeron que «género» no debía emplearse para referirse a un tipo de cine u otro, pero si así me expresara todos me entenderían, nada más cierto) el slasher se caracteriza por tener a un personaje cabreado, muy hartito de vivir (detalles sobre una existencia colmada de traumas y sufrimiento familiar que no siempre se hace explícita en el argumento) y que se cobra venganza con el primer grupo de adolescentes pijos que se cruza en su camino. Todos excepto el protagonista ⏤algo outsider pero con carisma⏤ mueren de forma brutal, sangrienta, chillona, empezando por la rubia guapa y acabando por el más imbécil de todos ellos. Suele cerrarse la película con una pista que tiende la mano a la siguiente entrega, por si la taquilla funciona como debiera.

Eileen toma este tipo de historias, se limpia los mocos con ellas y entrega al lector una lección de suspense, misterio y venganza magistralmente construida.

Alguien que ha sufrido lo suyo durante su infancia y parte de su vida adulta quiere liberarse de esas injusticias y abusos que la han convertido en un bicho raro, quiere ser otra persona y empezar de cero, hacerlo bien en un segundo intento y, cuando las cosas se le ofrecen de manera propicia para alcanzar ese objetivo nada va a suceder como el lector se imagina.

Sin mirar a las otras obras de Ottessa Moshfegh (y parto de la base de que tiene un estilo que no se parece ni remotamente a nada) encuentro que ésta, su segunda novela, es sin duda la más perturbadora; conocer por fin el desenlace puede causar auténtica ansiedad en el lector, que no deja de preguntarse «¿cómo?» la narradora protagonista llega a donde desde la primera línea se nos revela que ha llegado dadas las circunstancias, que son extrañas, incómodas, opresivas y perversas.

Cada personaje de esta historia parece estar colocado en un lugar equivocado de acuerdo con los clichés que todos conocemos y eso convierte a Eileen en el colmo de la buena narración de suspense. Una narradora con conductas enfermizas, psicológicamente en el chasis que, sin embargo, urde un plan perfecto y redondea los acontecimientos para salirse con la suya pese a que la vida parece que no tenga ya más limones que darle. En un segundo plano, diversas manifestaciones del mal, el asco y el cinismo: un reformatorio, un padre alcohólico y abusivo, fantasías sexuales imposibles y la presencia mágica, esperanzadora y fuera de contexto de la mujer perfecta que pondrá en marcha el motor de Eileen para acabar con todo de una vez.

Una cuchillada certera en el punto exacto que más duele a toda la sociedad aunque, puede que especialmente, a la femenina de un pequeño pueblo de Nueva Inglaterra en 1964.

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