Excuse me…

La primera vez te sorprende y la segunda ya comienzas a plantearte si es la forma de vestir lo que los puede haber confundido. Durante nuestros diez días en Nueva York hubo dos momentos en que vinieron grupos de dos o tres personas a preguntarnos si éramos judíos y, si no es por la experta aclaración de J. todavía habría estado dándole vueltas al asunto.

Por lo visto es una práctica muy común por parte de la comunidad ultraortodoxa. Nosotros estábamos alojados en un apartamento de la zona y aunque lo razonable hubiera sido que nos abordaran por el barrio, en realidad, una de las veces fue en Roosvelt Island a punto de subir al ferry y la otra no recuerdo.

El procedimiento es sencillo: tú estás haciendo tu vida y de pronto aparecen dos o tres individuos con el inconfundible atuendo jasídico (blanco y negro, tirabuzones, etc) y te preguntan:

—Excuse me: Are you Jewish?

Sin tener muy claro el aspecto que puede diferenciar a una persona que sí lo es de otra que no, inevitablemente te observas en cuanto alguien te aborda con la cuestión, justo antes de responder:

—No…Sorry!

Y luego te preguntas dos cosas «¿Por qué les he pedido perdón?» y también, sencillamente «¿Por qué?».

De acuerdo con la siempre enriquecedora información vertida en Google, esta práctica no tiene intenciones proselitistas o adoctrinantes sino que aspira a ayudar a «reconectar» con la tradición y herencia de su religión de origen.

En cualquier caso, seguimos sin saber qué es lo que sucede si respondes que sí, si se abre una trampilla en el suelo y caes a un foso, si comienza a sonar una música y cae confeti dorado y todos bailan alrededor como en una flash mob… Nos quedaremos con la duda.

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