Le dice a su amiga que allí donde vive encuentra poco tiempo para leer, que prefiere dedicarse a «otras cositas» como ir a pescar langostas o, «si se lo pide el cuerpo», tal vez hornear un pan de masa madre pero que leer, poco.
Le recomienda a una autora española que le encanta: ensalza su éxito internacional y los aplausos en un club de lectura organizado en el país de donde él viene. Deduzco, por el sombrero borsalino y la tez morena que trae, que el hombre no debe de pescar langostas en las aguas frías y profundas donde al parecer son abundantes, me cuesta imaginarlo luchando contra los elementos en una superficie rocosa cual tritón; lo veo más claramente en alguna zona costera y tranquila con temperaturas elevadas y sol todo el año, un lugar en donde en los clubs de lectura la costumbre sea aplaudir.
Me piden más novelas de la misma autora y les ofrezco todo lo que hay en la tienda, que es bastante. Ella me mira y me pide que le recomiende una.
─Es que la única que leí no me gustó, lo siento.
Él tose. Se retiran a deliberar y vuelven al cabo de unos cuantos chismorreos para completar su compra.
─¿Te puedo pagar en efectivo?
Por supuesto, hoy además estoy sobrada de monedas y tengo cambio como para ponerme en la puerta del Carrefour a ofrecer mi ayuda a la gente que no tiene un euro para la taquilla.
Extrae de su cartera un billete de cien euros grande y verde como una hoja de lechuga romana. Me paga con él un libro que cuesta menos de veinte y me deja pelada, claro.
─Chica es que tengo de estos en casa que me he olvidado de cambiar y voy por ahí…
Su amiga le mira sorprendida. Yo también.
─¿Tienes muchos de esos en casa?
─Creo que un cajón lleno.
Ambos se ríen.
Abandonan la librería comentando que el novio de alguien que ambos conocen es muy amigo de un crítico literario que prácticamente se crió con la autora y que es majísima.
Me parece oír el castañeo de pinzas de un grupo de crustáceos que se agitan molestos desde aguas lejanas, profundas, heladas de otro país y una oleada de solidaridad me envuelve de repente.
Esyoy segura de que están aplaudiendo.

Deja un comentario